DoMiNGo aZuL

Entonces el domingo fue azul y la habitación en la que resucite esa mañana se volvió mas oscura... Hubo dulce llanto. Y no hubo noche sin estrellas. Y no hubo nada mas que polvo en las sabanas. Tierra muerta es el polvo. No Tengo miedo del encuentro invisible con mi cordero. No tengo miedo del sombrero colgado en el perchero, me asusta lo mismo un autobús lleno de caras partidas que el mismo desencuentro de cada día entre vos y yo. Insulto a los cielos y a los rascacielos cuando no tengo ganas de vivir pidiendo la miseria que sobra. Me aburro de la misma manera que te aburre a vos mi companía cuando estoy aburrido. Me aburre tu lento atardecer, mi cansada noche y mi sombra me persigue en el desayuno. Si pudiera tomarme del brazo me diría vámonos de acá, ahora! Entonces quisiera ver que el techo se cae, se incendian las escaleras y solo puedo salir de allí corriendo sin mirar atrás, dejando todo eso que ya estaba abandonado pero tan sujeto a mi, que me acostumbre a su peso. Si pudiera empujarme hasta la estación de autobuses, me iría sin decirle nada a nadie, hasta poder decirle a todo el mundo que un día me fui sin darme cuenta que lo había echo. Me fui y al llegar, resulto que ya estaba allí hace rato. Ahora prendo una vela y el domingo se esfuma, se queda solo y yo lentamente me arrugo entre las sabanas calentitas del invierno que queda fuera de casa. Si la vela se apaga, no me encontraran aquí las sombras ni las mas oscuras llamas. Alejandro.